
Liderazgo 101

Cualquiera puede ser un líder.
Pocas palabras en la actualidad despiertan tantos malentendidos o confusión como el término “liderazgo”. Después de todo, el liderazgo es sólo para empresarios que aparecen en la lista de la revista Fortune, o para emprendedores, ¿verdad? Ah, y otra cosa: no olvidemos tampoco la frase tan recurrida: ”Los líderes nacen. No se hacen”…
Si estos mitos sobre el liderazgo suenan falsos, es porque lo son. Cualquiera puede ser un líder. Cualquiera puede inspirar a otros a la acción o al crecimiento. El liderazgo se puede aprender, nutrir y dominar.
De la mano de John C. Maxwell, vamos a iniciar un recorrido rápido a través de grandes lecciones, hábitos diarios, y el autodescubrimiento necesario que llevarán tu liderazgo al siguiente nivel.
¡Adelante!
TIP: Cualquiera puede ser un líder. El liderazgo se puede aprender y hacer crecer.
El éxito sin liderazgo es posible, pero es limitado. En la actualidad parece que todo el mundo exalta las virtudes del liderazgo, pero ¿por qué?
Bueno, todo se reduce a lo que consideremos que se necesita para tener éxito en la vida. El verdadero éxito procede del dominio de las habilidades en cuatro áreas básicas: relaciones; aprendizaje; actitud; y liderazgo. Y es el último, el liderazgo, el que ayuda a multiplicar el impacto de los otros tres.
¿Por qué es tan importante el liderazgo? Porque los rasgos del liderazgo en realidad se relacionan con todas las demás áreas de éxito.
Los líderes saben cómo priorizar y muestran disciplina en la implementación del trabajo. Los líderes cultivan la confianza en los demás, y lo hacen reflexionando profundamente sobre lo que es más importante. Los líderes alinean su visión y carácter con sus valores, y comunican esos valores con claridad.
En resumen, tener un buen liderazgo puede aumentar o disminuir el éxito en otros aspectos de la vida.
Veamos el ejemplo de Dick y Maurice, dos hermanos que abrieron un autoservicio en Pasadena, allá por el año 1937. Vieron el potencial de la floreciente cultura automovilística de California, y crearon un restaurante donde a los clientes se les servía comida directamente en sus autos, ¡con vajilla y cubiertos! Su empresa fue un gran éxito, y en 1940 ya disfrutaban de enormes ganancias.
Sin embargo, hacia 1948 la cultura del autoservicio entraba en declive y la gente empezaba a cansarse de los largos tiempos de espera que requería el servicio de comida en el coche. Así que nuestros hermanos, tomaron la decisión inteligente de cambiar de un “auto-hop” a un restaurante en el que la gente podía ir andando directamente a recoger su comida. Simplificaron el menú para centrarse en lo que más se vendía (las hamburguesas con patatas); cambiaron la porcelana y los cubiertos por papel y plástico; y diseñaron un proceso en cocina que les permitía preparar y servir las comandas en cuestión de unos pocos minutos. Sus ganancias se duplicaron y abrieron una segunda ubicación.
Y ahí es exactamente donde habría terminado la historia de Dick y Maurice McDonald si no fuera por la entrada de un líder visionario, Ray Kroc. Los hermanos McDonald querían crecer, pero no querían asumir el trabajo adicional que suponía abrir más restaurantes y entrenar a otros responsables. Kroc estaba familiarizado con el concepto de franquicia y vio el potencial de la apertura de McDonald’s en muchas ciudades. En 1955, se asoció con los hermanos para formar “McDonald’s Corporation”. En los próximos cuatro años se abrieron 100 restaurantes adicionales. Cuatro años después, había ya 500.
En 1961, por poco más de 2,7 millones de dólares, Ray Kroc compró los derechos de McDonald’s. Hoy, McDonald’s posee restaurantes en la mayoría de las principales ciudades del mundo. Es cierto que Dick y Maurice McDonald trabajaron duro y tuvieron mucho éxito, pero se necesitó un líder para ver el verdadero potencial de la empresa, desarrollar una visión y contar con el equipo adecuado para convertirla en un fenómeno mundial. Y el as bajo la manga de Ray Rock fue también percatarse, de que el negocio inmobiliario era el que permitiría el crecimiento y el éxito de la compañía: poseer los terrenos sobre los que se ceden las franquicias, y cobrarles a los franquiciados las cuotas de arrendamiento correspondientes.
Por cierto que Netflix ha estrenado recientemente una fabulosa película sobre el caso de McDonald’s, “The Founder”, protagonizada por el famoso actor Michael Keaton.
TIP: La primera persona a la que lideras es a ti mismo.
Dado que la disciplina y la perseverancia son claves el liderazgo, ¿cómo puedes desarrollarlas en ti mismo?
Primero, para desarrollar disciplina, comienza cuestionando tus excusas. La razón por la que la mayoría de nosotros no logramos nuestros objetivos es porque somos muy, muy buenos en excusarnos.
Tomemos como ejemplo a Jerry, un joven prometedor jugador de fútbol americano de la escuela secundaria. Un día sofocante de Mississippi, Jerry se sorprendió escabulléndose de regreso al vestuario, para evitar correr cuesta arriba con el resto del equipo. Enojado consigo mismo por holgazanear, se dijo a sí mismo: «¡No te rindas!». Hoy en día, Jerry Rice es conocido no solo por su destacado liderazgo deportivo, sino también por su enfoque implacable del entrenamiento diario y la autodisciplina. Renunciar nunca estuvo bien, y esto afectó a todos los aspectos de lo que después ha sido su extraordinaria vida profesional.
Una vez que hayas desafiado tus excusas, sube la apuesta postergando las recompensas hasta que hayas logrado tus objetivos. Esto tiene un par de beneficios. Primero, si careces de autodisciplina, es posible que te estés recompensando a ti mismo antes de terminar el trabajo. Al igual que comer el postre antes de las verduras, esto tiene efectos negativos adicionales. Si tienes muchas ideas geniales, pero no ves mucho progreso en tu vida, es posible que te falte autodisciplina.
Tras desafiar tus excusas y posponer las recompensas a una vez finalizado el trabajo bien hecho, es importante concentrarse en los resultados. Al concentrarte en los resultados en lugar de en la incomodidad temporal de tu nueva rutina, evitarás caer en la autocompasión, el enemigo natural de la autodisciplina.
TIP: Aplica la regla del 20-80 para priorizar tu tiempo: Dedica el 80% de tu tiempo al 20% de tus prioridades superiores.
Finalmente, comprende que la forma en que priorizas tu tiempo y esfuerzo es clave. Un principio común en los negocios es la regla 20-80. En promedio, solo el 20 por ciento de las personas de cualquier equipo aportan alrededor del 80 por ciento de su éxito. Y el 20 por ciento superior de los proyectos genera el 80 por ciento de los ingresos. Por lo tanto, es común que los líderes exitosos dediquen el 80 por ciento de su tiempo al 20 por ciento superior de sus prioridades. Esto también funciona para la vida cotidiana. Dedica el 80 por ciento de tu tiempo o recursos al 20 por ciento superior de tu gente o prioridades.
Tus prioridades irán cambiando naturalmente con el tiempo, de modo que ser consciente de tus elecciones es clave. A menudo no nos damos cuenta de qué es lo verdaderamente importante hasta que es demasiado tarde. Recuerda que demasiadas prioridades pueden paralizarte, así que concéntrate en las más importantes. Finalmente, está bien priorizar las cosas que te brindan la mayor recompensa. Nada mantiene tu motivación más alta, que enfocarte en lo que te aporta más alegría o felicidad.
TIP: El carácter y la confianza son la base del liderazgo y sus bienes más preciados.
A medida que creces en tu proceso de liderazgo, una de las lecciones más importantes que puedes aprender es cómo funciona la confianza.
Imagina que comienzas tu primer día en un nuevo trabajo con el bolsillo lleno de monedas. Cada buena decisión que tomas, suma una moneda en tu bolsillo, y cada mala decisión te cuesta una. No importa cuán buenas puedan ser tus intenciones, demasiadas malas decisiones finalmente dejarán tu bolsillo vacío. De manera similar, cada líder comienza con una cierta cantidad de confianza otorgada cuando se inicia en su nuevo proyecto. Pero con el tiempo, esta confianza se construye o destruye en función de sus acciones.
Existen tres rasgos básicos que deberás demostrar para inspirar confianza en los demás: competencia, conexión y carácter, Y no todos son iguales. Por ejemplo, muchos pueden perdonar a un líder por un error honesto o un fallo de competencia, especialmente cuando se trata de líderes recién llegados. Pero las faltas de carácter o las violaciones de la confianza pueden tener un efecto duradero.
Al igual que la autodisciplina, el carácter es el secreto del liderazgo exitoso y duradero. No solo comunica consistencia y fuerza a quienes rodean al líder; también demuestra una conexión real con los demás. Cuando un líder toma decisiones acertadas, admite fácilmente sus errores y antepone las agendas de sus seguidores a las suyas propias, fomenta el respeto mutuo y la confianza que eleva a cualquier equipo.
Y cuando ya se han establecido estas bases de confianza y carácter, ¿qué es lo siguiente? Ahí es cuando el verdadero poder del liderazgo se vuelve claro, como veremos a continuación.
TIP: El liderazgo exitoso se mide en capacidad de influencia.
Al comienzo de este recorrido rápido por los conceptos básicos del liderazgo, hicimos una afirmación audaz: que el liderazgo es la «salsa secreta» que multiplica y amplifica tu éxito. Profundicemos un poco más en esto. Comenzaremos analizando por qué a veces prevalece un mal liderazgo.
En los negocios, incluso los malos líderes tienen mucha influencia, que pueden utilizar en su beneficio: controlan las condiciones de trabajo y los salarios de sus empleados. Es decir, tienen el poder para despedirte o ascenderte. Lo mismo es cierto en el liderazgo militar, donde se puede ostentar el rango para ordenar el cumplimiento de una determinada directriz o castigar la insubordinación. Los padres también pueden ser líderes familiares ineficaces, pero los niños pequeños son dependientes y no tienen otra opción que seguir.
Pero esto no suele ser común en las organizaciones de voluntarios por ejemplo. De hecho, cualquier grupo que dependa de personas que elijan seguir a un líder, confía en el verdadero poder del liderazgo: la influencia.
¿Por qué influir? La respuesta se reduce a dos factores principales.
Primero, si no puedes obligar a las personas a que te sigan, tendrás que influir en ellas. Aquí es donde entra en juego todo el desarrollo personal y el carácter del liderazgo. Para líderes comunitarios, educadores y similares, demostrar la competencia, la conexión y el carácter de un líder es esencial para que cualquiera lo siga.
La influencia también requiere visión. Una visión es el futuro compartido de cualquier proyecto o esfuerzo. Si no puedes alinear esa visión con los valores de todos, o comunicar esa visión de manera clara y apasionada, nadie la verá con claridad ni se unirá al proyecto para hacerlo realidad.
El segundo factor clave, viene con el tiempo. El beneficio más vital del liderazgo exitoso es cómo influye en otros para que emprendan su propio camino de liderazgo. A medida que se desarrolle tu liderazgo consistente y compasivo, influirás en otros para que se desarrollen ellos también como líderes.
De esta manera, el impacto de tu crecimiento personal o profesional puede extenderse a través de tu red, familia o comunidad. Esto multiplica tu impacto e influencia muchas veces, sin tiempo, energía o gasto adicional por tu parte.
Influenciar a otros para que lideren también deja un legado. Los líderes maduros entienden que no lideran solos y que cederán el testigo en algún momento. Preparar al nuevo líder y a la organización para esta transición, será también parte de tu trabajo.
Ser mentor y hacer crecer a los líderes del mañana, contribuye no sólo a garantizar el éxito del proyecto, sino a conseguir que perdure su influencia mucho más allá del momento en el que éste se termine. Al nutrir a los futuros líderes, la gente sigue tu ejemplo debido a lo que has llegado a representar. Esta etapa final de liderazgo es algo que muy pocos logran, pero su legado perdura.
Lo más importante que debes recordar es que el liderazgo es un proceso y, con el tiempo, puede transformar todos los aspectos de tu vida.
El liderazgo exige disciplina constante, reflexión y priorización personal, desarrollo del carácter y un compromiso de por vida con el aprendizaje. Pero los beneficios se multiplican con el tiempo. Con suficiente perseverancia, puedes cambiar y potenciar tu entorno y las personas que hay en él.
En última instancia, la medida del liderazgo está en la influencia: persuadir a otros para que lo sigan y emprendan su propio camino de liderazgo.
¿Quieres profundizar más?
John C. Maxwell, «Liderazgo 101»