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Amar con Valentía

Amar con Valentía

¿Qué hay aquí para mí? Una guía práctica para conseguir que el amor dure.

Desde apasionantes novelas románticas hasta comedias de Hollywood enamoradizas, nuestra cultura está saturada de representaciones color de rosa del amor y de la intimidad. Pero con demasiada frecuencia, nuestras propias vidas amorosas no cumplen con estos ideales. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Acaso hay algo mal con nosotros?

Bueno, no necesariamente. Es posible que solo estemos buscando el amor, pero que lo estemos haciendo desde todas las formas posibles equivocadas.

Pero existe una manera de cambiar esta tendencia.

De la mano de Alexandra H. Salomon, hoy nos adentramos en el intrincado tema de las relaciones amorosas.

Os resumo los puntos principales de su libro “Loving Bravely”, reseñado al final del Post, en los siguientes Tips. Vamos a explorar cómo funcionan las relaciones románticas en el mundo real, y a presentar un enfoque práctico para construir lazos fuertes y estables que no perderán su chispa.

Basada en la experiencia clínica de la autora, su guía nos muestra que encontrar el amor comienza con la comprensión de nosotros mismos, nuestras necesidades y los patrones únicos que dan forma a nuestras relaciones.

En estos Tips aprenderás:

  • por qué deberías hablar con tus padres;
  • cómo la tecnología nos separa; y
  • lo que transforma el sexo en buen sexo.

 ¡Vamos allá! 

TIP: Para amar verdaderamente a otro, primero debes comprenderte a ti mismo.

 

Vamos a conocer a Alexia. A sus 26 años, esta joven empieza a imbuirse en el ritmo de la vida adulta. Tiene un buen trabajo, un bonito apartamento y un grupo estable de amigos. Pero su vida amorosa es inestable. Siempre está saliendo con hombres que la dejan frustrada. Uno es demasiado pegajoso, otro es distante, otro solo se preocupa por el trabajo… 

Sería fácil concluir que estos hombres son simplemente “defectuosos”, que tienen algo que no funciona bien. Pero Alexia también tiene cierta responsabilidad en la situación. Después de todo, ella es la que los elige. Si Alexia quiere forjar una pareja más satisfactoria, tendrá que examinar sus propias creencias y comportamientos sobre el amor. 

El proceso de descubrir cómo y por qué amamos a los demás se refiere técnicamente como “autoconciencia relacional”, y es fundamental para cualquier relación exitosa. 

Toda relación es una colaboración entre dos personas: cada socio contribuye con su propia combinación única de cualidades. Cuando sales con alguien, te enfrentas a la personalidad, los hábitos y las expectativas amorosas de otra persona. Pero tu carácter y peculiaridades también dan forma a la unión. Para construir una pareja fuerte y estable, debes comprender tu propia personalidad, necesidades y deseos; debes tener autoconciencia relacional.

 

TIP: Utiliza la técnica “determina-conecta-elimina” para eliminar hábitos amorosos familiares tóxicos que son herencia de tu niñez.

 

Cultivar la autoconciencia relacional a menudo significa mirar hacia atrás. Aprendemos mucho sobre el amor cuando somos niños. Específicamente, aprendemos observando a nuestros padres y experimentando nuestra propia dinámica familiar. Estas primeras experiencias dan forma a cómo abordamos la intimidad como adultos. 

Si tuviste padres fríos y distantes, podrías conformarte con una pareja que sea negligente, o podrías sobre compensar en exceso, demandando niveles de atención poco realistas. 

Por supuesto, estos patrones no son permanentes. Puedes ajustarlos conscientemente con introspección y esfuerzo.

Una técnica que recomienda la autora es el método “determina-conecta-elimina”. El método consiste en, primero, (“determina”), identificar qué patrones de relación has aprendido de tus padres. A continuación (“conecta”), considera cómo estas primeras lecciones pueden influenciar tus comportamientos actuales. Tercero (“elimina”), con esta información, trabaja activamente para superar los hábitos que te parezcan dañinos. 

Cuando reflexionas profundamente acerca de ti mismo y sobre tu historia, puedes comenzar a comprender mejor tus vulnerabilidades personales o puntos débiles que guían tus relaciones íntimas. Éstos  pueden incluir: el miedo al abandono; la necesidad de aprobación; o una desconfianza recurrente hacia los demás. Tales vulnerabilidades pueden ser difíciles de afrontar, pero una vez que lo hagas, podrás lidiar mejor con sus efectos. A continuación, veremos algunas formas proactivas de abordar estos problemas.

TIP: Para cambiar tu mentalidad, cuéntate historias mejores y con más matices, más precisas.

 

Owen y Leticia parecía que se llevaban perfectamente. Un día, Owen olvidó recoger el coche del taller. Este pequeño desliz hizo que Leticia se volviera loca. Gritó e insultó a Owen. Se convirtió en una persona completamente diferente. 

¿Por qué un error tan pequeño tuvo un impacto tan grande? 

Tiene que ver con la vida anterior de Leticia. Leticia fue criada por una madre soltera que puso mucho énfasis en la responsabilidad personal. Si la joven Leticia alguna vez cometió un error, recibió duros sermones. Más tarde, como adulta, Leticia percibía cualquier error como un problema grave y comenzó a desempeñar el papel de una madre estricta.

¿Qué cosas podría hacer de forma diferente Leticia? Pro ejemplo, con un poco de autoconciencia, podría ver el desliz de Owen bajo una perspectiva diferente y aprender a desempeñar un nuevo papel. 

Ya sea conscientemente o no, todos entendemos nuestras vidas a través de la lente de las historias. Y, como cualquier cuento de hadas, estas historias tienen personajes, escenarios, temas y tramas. Las historias que nos contamos nosotros mismos, así como los roles que nos asignamos en ellas, poseen un poderoso impacto en la forma en que interactuamos con las personas que amamos. Pero estas historias no siempre son ciertas, y muchas veces repetimos las mismas historias sin darnos cuenta.

¿Qué historia se estaba contando Leticia cuando Owen se olvidó de recoger el coche?

Era una historia que había aprendido de niña. En este cuento, cualquier error era inaceptable. Cuando Owen se equivocó, esto lo presentó inmediatamente ante sus ojos como una persona descuidada y sin valor, tal como su madre lo habría percibido. Pero imagínate si Leticia viera una historia diferente, una en la que Owen fuera un compañero amable y compasivo, que había tenido un día difícil, y ello había propiciado un fallo de memoria, un despiste. Con esta narrativa, Leticia probablemente podría reaccionar con más calma. 

Las historias que son menos en blanco y negro, menos binarias y con más matices, reciben el término técnico de “historias dialécticas”. En una historia dialéctica, Owen puede ser olvidadizo y un buen compañero, y Leticia puede sentirse enojada y decepcionada, pero también comprensiva y con capacidad para perdonar. Contar historias dialécticas es útil porque representan con mayor precisión la realidad, y dejan espacio para que los personajes controlen y ajusten su comportamiento.

Estás creciendo y cambiando constantemente, al igual que las personas y las circunstancias que te rodean. Por lo tanto, es importante seguir actualizando tus historias internas con información nueva y más precisa. Cuando esto sucede, y reconoces los cambios, puedes adaptarte en consecuencia. Y cuando estás abierto a nuevas historias, puedes guiar tu vida hacia un final más feliz.

 

 

TIP: Tu vida amorosa no tiene que coincidir con los estándares culturales.

 

Imagina que eres una mujer soltera de 25 años que vive en una gran ciudad estadounidense. Para muchas personas en la actualidad, esto podría suponer estar viviendo un sueño:  Eres joven, eres libre y puedes pasar la semana desarrollando tu carrera profesional y los fines de semana de fiesta con tus amigos. 

Pero si viajamos 100 años atrás en el tiempo, encuentras una historia completamente diferente. En 1920, una soltera de 25 años podía sentirse ansiosa y era estigmatizada por la sociedad. Estaría recibiendo mucha presión para casarse y tener hijos antes de que fuera «demasiado tarde». 

La verdad es que la forma en que abordamos el amor está determinada principalmente por las normas culturales que nos rodean. Para encontrar un enfoque auténtico del amor, es importante examinar críticamente tales fuerzas externas. 

No importa dónde y cuándo vivas, siempre estás completamente imbuido en un contexto cultural más amplio. Esta cultura está llena de mensajes sobre cómo deberían funcionar las citas, las relaciones y el amor. A veces los mensajes son explícitos, como en el caso de las doctrinas religiosas. Pero con la misma frecuencia, las reglas del amor se incorporan sutilmente a las normas de la comunidad o se presentan en los medios de comunicación como libros, radio, prensa y televisión, o series y películas. 

Y estas expectativas culturales no siempre se alinean con nuestro ser o deseos auténticos. 

Por ejemplo, la cultura contemporánea presenta ideas específicas sobre cómo debe actuar cada género. Se espera que las mujeres sean emocionales, orientadas a la familia y que busquen compromiso, mientras que se supone que los hombres son más estoicos, enfocados en su carrera profesional e independientes. Pero es poco probable que cualquier individuo dado encaje en estas cajas estrictamente prescritas.

La cultura también puede arrojarnos ideas poco realistas acerca de las relaciones en general. Instituciones como Hollywood tienden a presentar una versión idealizada del romance, donde la pasión triunfa por encima de todo. Pero, en realidad, las relaciones amorosas implican mucho trabajo, compromiso e incluso aburrimiento. Por lo tanto, las personas que buscan una historia de amor perfecta pueden sentirse decepcionadas, y demasiado dispuestas a rendirse ante el más mínimo problema. 

Cuando busques una relación, no tomes las normas culturales como sagradas. Considera cuidadosamente si realmente estás de acuerdo con ellas. Puedes encontrar que algunas son útiles y otras no. Quizás eres una mujer a la que le gustan los hombres sensibles, o eres un hombre que preferiría saltarse la oficina y ser un padre que se queda en casa. Estos tipos de opciones dependen en última instancia de ti, y tienes todo el derecho y la legitimidad a optar por ellas.

TIP: Ningún compañero satisfará por completo todas tus necesidades todo el tiempo.

 

¿Crees en las almas gemelas? Esta puede ser una pregunta difícil, especialmente porque no existe una definición única de lo que es un “alma gemela”. 

Para algunas personas, un alma gemela es como el concepto yiddish “bashert”: Un “bashert” es tu pareja ideal, la persona que Dios creó específicamente para ti. Para otros, un alma gemela es como un compañero de viaje, y una relación solo emerge al pasar años y años juntos. Para otros, un alma gemela es como una llamada de atención: es la persona que revigoriza su amor por la vida, aunque solo sea por un breve momento…las definiciones son múltiples.

Algunas de estas concepciones de las almas gemelas resonarán más contigo que otras. Pero una cosa es cierta: ninguna relación está libre de obstáculos. Para formar una relación duradera, deberás esforzarte incluso si has encontrado a tu “alma gemela”.

Cuando buscamos una pareja romántica, con frecuencia nos lanzamos a la expectativa de que esta persona sea nuestra pareja ideal en todos los sentidos. Pero este elevado ideal puede ser peligroso. De hecho, según un estudio sobre parejas realizado por los psicólogos sociales Spike W. S. Lee y Norbert Schwartz, las personas que creen en las parejas perfectas tienen más probabilidades de sentirse decepcionadas e insatisfechas en sus relaciones.

Esto no significa que debas abandonar la noción de almas gemelas. Todavía puedes aspirar a encontrar a tu “bashert” o compañero de viaje. Tan solo tienes que saber que ambos deberéis invertir energía y esfuerzo en construir una relación saludable.

Entonces, ¿cómo sabrás si has conocido al compañero adecuado? No hay una respuesta exacta, pero a veces simplemente lo sabrás. Si bien nos gusta pensar que nuestros cerebros pueden resolver todos los problemas con lógica o razonamiento, nuestros cuerpos también pueden ser fuentes valiosas de información. La forma en que te sientes con alguien importa. Escucha tus instintos viscerales. Si tienes una profunda sensación de malestar, tal vez reconsideres la relación. Por otro lado, si tu instinto dice «sí», es posible que estés en lo cierto. 

TIP: Mantened ambos miembros, amigos, intereses y aficiones más allá de la pareja.

 

Por supuesto, incluso el mejor compañero no se asemejará a ti por completo. En las relaciones sanas, ambos socios mantienen amigos, intereses y pasiones más allá de la pareja. Así que no te desanimes si tu alma gemela no comparte exactamente tus pasatiempos o tu círculo social al completo.

 

TIP: Tener buen sexo con una pareja requiere que primero entiendas tu propia sexualidad.

 

El sexo es completamente natural, pero el buen sexo requiere un poco de trabajo. 

Hablemos de sexo. Debería ser fácil, ¿verdad? Después de todo, el mundo que nos rodea está saturado de imágenes eróticas. Las películas suelen presentar escenas de sexo candentes, la pornografía está a solo unos clics de distancia y los cuerpos con poca ropa aparecen para anunciarlo todo, desde automóviles hasta hamburguesas. 

El problema es que todos estos medios tentadores pueden desplazar a la autoridad más importante en materia de sexualidad: nosotros mismos. Con demasiada frecuencia, estamos tan concentrados en lo que debería ser el sexo, que no estamos en contacto con nuestros deseos reales, y esta desconexión puede hacer que la intimidad física sea difícil o insatisfactoria. 

Afortunadamente, como todos los aspectos de las relaciones románticas, esta tensión en torno al sexo se puede aliviar con cuidado, comunicación y atención. 

La valiente actriz estadounidense Mae West describió el sexo como «emoción en movimiento». Y no podría haber estado más acertada en su definición: El sexo y, de hecho, todas las formas de afecto físico, están profundamente entrelazados con nuestras emociones. Tocar, ya sea un abrazo, un beso o algo más íntimo, es una forma poderosa de comunicarse y conectarse con otra persona. Pero antes de comenzar a sentir a los demás, es imperativo que nos pongamos en contacto con nosotros mismos. 

Tener buen sexo con una pareja requiere que primero entiendas tu propia sexualidad. Tienes que sentirte cómodo contigo mismo, conocer tus propias excitaciones y límites, y tener un conocimiento firme de qué tipos de caricias te brindan placer. Aprender todo esto es un proceso continuo, pero comienza pasando tiempo contigo mismo y explorando lo que te produce placer en tus propios términos. Esto puede implicar algo de prueba y error, pero al final tiene recompensa. 

Una vez que comienzas a conocer tus propias necesidades, estarás mejor preparado para comprometerte plenamente con una pareja y para dar y recibir placer. Esto es de aplicación tanto en una relación a largo plazo como con una pareja más informal. Pero mantente alerta en este último caso ya que la cultura de relaciones contemporánea a veces aboga por el sexo casual sin comunicación ni implicación emocional. Esto puede funcionar para algunas personas, pero en otras puede generar malentendidos, sentimientos heridos u otras situaciones indeseables. 

Aun así, no debes ser demasiado cauteloso. Todo el mundo tiene derecho a la intimidad y al placer que conlleva el sexo. No hay nada codicioso, egoísta o vergonzoso en desear tener una influencia erótica poderosa.

Cuando encuentras la pareja adecuada, es decir, alguien con quien te sientas cómodo, vulnerable y apasionado, tu relación se beneficiará de la fuerte conexión física que puede brindar el sexo.

TIP: Evita los conflictos emocionales dándote espacio y tiempo para procesar y reflexionar sobre tus emociones, antes de actuar: Una breve pausa, como una respiración profunda o una caminata corta, puede ayudarte a ver la situación con mayor claridad para permitirte abordar el problema con menos hostilidad y más empatía.

 

Es sábado por la noche y tu pareja y tú estáis en una fiesta al otro lado de la ciudad. En algún momento durante la velada, os separáis. Tras buscaros durante un rato, la ves a ella en el balcón. Ella está manteniendo una conversación que parece amena, con un extraño atractivo, tal vez demasiado amena…¿Cómo actúas?… 

Podrías interrumpir toscamente la conversación, sacándola de allí rápido hacia el coche y luego pasar todo el viaje a casa descargando un aluvión de insultos, enojado. O podrías adoptar un enfoque pasivo-agresivo: finges que no te has dado cuenta, pero llenas la próxima semana con un silencio helado y comentarios sarcásticos. Ambas acciones no son constructivas, resultan tóxicas y son del todo reactivas, es decir, están impulsados ​​​​totalmente por tu impulso emocional inicial. Y esa es una receta para el desastre. 

Cuando nos enfrentamos a una situación desagradable, nuestro cerebro y nuestro cuerpo nos empujan en la mayoría de casos a reaccionar rápidamente. Este impulso está guiado por la respuesta primordial de lucha o huida que desarrollaron nuestros antepasados ​​para sobrevivir en un entorno hostil. De esto modo, cuando surgen problemas en una relación íntima, nuestros impulsos nos empujan a pelear, por ejemplo, gritando y chillando; o nos empujan a huir, retirándonos y evadiéndonos.

El problema es que ambas respuestas empeoran las cosas. Son reacciones impulsivas que nos alejan de nuestra pareja y aumentan la tensión en una relación. Una mejor solución implica crear un espacio para procesar tus emociones antes de actuar. Una breve pausa, como una respiración profunda o una caminata corta, puede ayudarte a ver la situación con mayor claridad, o al menos permitirte abordar el problema con menos hostilidad y más empatía.

TIP:
Al hablar sobre tu conflicto emocional tras haberte dado tiempo para reflexionar y calmarte, evita las frases acusatorias, como “Tú siempre…”, y sustitúyelas por frases que inviten a la empatía e intimidad, como “Siento que…”

 

Cuando haces una pausa reflexiva, puedes transformar una historia de conflicto lineal en una historia de conflicto sistémico. Una historia de conflicto lineal es tu simple lectura de una situación: en este ejemplo, puedes sentir que tu pareja te abandonó por un atractivo extraño. Una historia sistémica incluye información más matizada que puede no ser tan evidente. Tal vez te sientas inseguro debido a razones externas, o tal vez tu pareja no conocía a muchas personas en la fiesta y estaba contenta por disponer de la oportunidad de  socializarse al fin…

Contar una historia sistémica abre un espacio para hablar sobre cualquier conflicto. Y cuando empieces a hablar, debes elegir tus palabras con cuidado. Evita las trampas que suponen las frases acusatorias como “Tú siempre. . .” o “¿Por qué no…?” En su lugar, intenta utilizar frases que inviten a la intimidad como “Siento que . . .” o “¿Qué te impidió…?” Este lenguaje más suave evita un pensamiento “en blanco y negro” dejando espacio para que todos se expresen con más libertad y menos juicio.

TIP: Una disculpa sincera puede fortalecer una relación. Una buena disculpa es sincera, específica y genera responsabilidad.

 

Conozcamos el caso de Matt y Kevin. Hace unas semanas, Kevin se sometió a una operación que lo dejó inmovilizado temporalmente. Ello ha causado que Matt se haya tenido que encargar de todas las tareas domésticas: ha estado cocinando, cuidando a sus hijos e incluso ayudando a Kevin a ducharse y vestirse. No hace falta puntualizar que todos están algo estresados con la situación.

 Así que no sorprende que alguien finalmente llegue al punto de saturación y ruptura. En un ataque de frustración, Kevin reprende groseramente a Matt por un pequeño error. Ambos se miran el uno al otro: el aire está lleno de tensión. Entonces, sucede algo sorprendente: Kevin se disculpa. Admite que estaba atacando y agradece a Matt el duro trabajo que está realizando y su paciencia con esta situación. De repente, las cosas vuelven a la normalidad.

 Toda la escena dura menos de un minuto, pero son los pequeños momentos como este los que mantienen viva una relación en los momentos difíciles.

 Los errores son inevitables, es desafortunado, pero cierto. No importa cuánto te esfuerces, tarde o temprano te equivocarás, tropezarás o actuarás mal. Puede ser un pequeño error, como olvidar sacar la basura o hacer una broma que simplemente no funciona. O podría ser una gran indiscreción, como mentir o hacer trampa. Aunque cada uno de estos errores es definitivamente decepcionante, una sincera disculpa puede ser de gran ayuda a la hora de solucionarlos.

 El problema es que disculparse no siempre es fácil. De hecho, es una habilidad que debe ser aprendida. Una buena disculpa es sincera, específica y genera responsabilidad. Por ejemplo, si dices algo hiriente a tu pareja, no funcionaría poner los ojos en blanco y decir: «Lo siento, soy tan mala persona». Una disculpa más honesta sería directa y reconocería el dolor que has causado. Sonaría algo así como: “Lamento el comentario que hice. Era innecesario, y seré más considerado en el futuro”.

 A veces, en transgresiones mayores, se necesita más trabajo. Puede que implique que debas hacer una acción de reparación, esto es, una acción intencionada destinada a demostrar la profundidad de tu arrepentimiento, y reparar el dolor que has causado. Una acción de reparación para alguien que engañó a su cónyuge en estado de ebriedad podría implicar dejar de beber, tal vez asistiendo a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. Tal acción muestra el compromiso de no volver a cometer el mismo error.

 Pero esto sigue siendo sólo la mitad de la historia. La cuestión es que la forma en que recibes una disculpa es tan crucial como la forma en que la das. Las disculpas sinceras deben recibir un perdón sincero. Perdonar a alguien no significa que apruebas sus acciones, pero demuestra que estás dispuesto a seguir adelante. Practicar el perdón también ayuda al que perdona: guardar rencor puede impedir que puedas experimentar los aspectos positivos de una relación. 

TIP: Esfuérzate en estar presente: aquí y ahora.

 

¿Cuándo fue la última vez que miraste tu móvil? Se honesto. ¿Ha pasado una hora? ¿Veinte minutos? Tal vez solo han pasado 30 segundos. No te sientas tan mal. En la actualidad, nuestros dispositivos electrónicos son nuestros compañeros constantes. Son divertidos y útiles, pero pueden impedir que estemos verdaderamente presentes.

Cuando somos el extremo receptor de un “ping” constante de notificaciones, podemos distraernos con ellas y desviar nuestra atención hacia ese dispositivo, apartándola de las personas con las que realmente estamos. Pero también existe una implicación más profunda. La saturación de las redes sociales así como la existencia de aplicaciones de citas, brindan la ilusión de infinitas posibilidades. Podemos olvidar lo que tenemos o dónde estamos, y buscar siempre algo mejor.

Con ello, la tecnología puede suponer un muro importante que obstaculice nuestra capacidad de tener intimidad. Pero no es el único muro.

Estar completamente presente en una relación significa más que simplemente compartir el espacio físico con tu pareja. La presencia implica estar completamente imbuido tanto con tu mente como con tu corazón. Esto significa que estás comprometido, escuchando y atento cuando tu ser querido está cerca. También significa que estás emocionalmente disponible y empático cuando tus seres queridos expresan pensamientos y sentimientos internos.

Por supuesto, estar presente es una vía de doble sentido. Para estar plenamente presente, también debes estar abierto a recibir amor, amabilidad y apoyo de tu pareja. Esto puede ser más difícil de lo que parece. A veces, podemos quedar tan atrapados en nuestros propios sentimientos negativos o batallas internas, que rechazamos cualquier intento de aproximación. Cuando esto sucede, dejamos fuera a las personas cuando deberíamos dejarlas entrar.

 Es por ello crucial practicar el autorespeto. El autorespeto es el acto de reconocer los propios valores y virtudes como persona. Implica ser amable contigo mismo cuando fallas; reconocer las luchas que compartes con los demás; y practicar la atención plena cuando te sientes desanimado o abrumado. En pocas palabras: cuando eres compasivo y respetuoso contigo mismo, te estás tratando a ti mismo como tratarías a un ser querido.

Practicar el autorespeto implica también reconocer tus límites. Cuando las cosas no van como quieres, es fácil desanimarse u obsesionarse con la forma en que las cosas deberían ser diferentes. Tal vez estés estresado en el trabajo o tengas una discusión con tu pareja. En estos momentos es fundamental aceptar que estas cosas pasan, y que la vida es una serie de cambios, subidas y bajadas. A veces, tienes que dar un paso atrás y apreciar la vida, y el amor, por lo que realmente son: procesos continuos.

Palabras Finales: 

Encontrar y mantener una relación no siempre es fácil. Pero hay algunas habilidades valiosas que hemos expuesto aquí, que pueden hacer que emparejarse sea un poco más simple. Comienza practicando la autoconciencia relacional, lo que significa reflexionar sobre los patrones y expectativas que tienes gravados en tu interior desde tu infancia o por las presiones poco realistas o indeseables que la sociedad puede imponerte. Y, finalmente, procura estar presente y acercarte a tu pareja con franqueza y compasión.

TIP ADICIONAL: ¡Pregunta a tus padres!

 Ahora que eres adulto, puede ser valioso mirar hacia atrás a tu infancia con un poco más de distancia. Si puedes, habla con tus padres sobre sus experiencias. Al reflexionar sobre sus luchas y triunfos, es posible que detectes viejos patrones bajo una nueva luz. También puedes recibir buenos consejos de personas que han pasado por muchas cosas juntas.

¿Quieres profundizar más?
Alexandra H. Solomon, «Loving Bravely»

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