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Homo Sapiens vs Inteligencia Artificial

Homo Sapiens vs Inteligencia Artificial

Vivimos cada vez más conectados y dependientes de aplicaciones digitales que nos hacen la vida más cómoda pero que también nos ofrecen placer inmediato, colmándonos cual niño pequeño ante sus demandas de inmediatez: obtener respuesta ya; jugar; ganar; comprar ese accesorio que te hará diferente y que no tienen los demás; tener más “likes”; tener más visualizaciones; conseguir más seguidores…ser en definitiva los protagonistas de un mundo que gire en torno a nosotros.

 Mientras todas esas aplicaciones nos colman y nos sedan, perdemos la propiedad y el control de nuestros datos y de los datos que generamos con su uso. Esos datos pasan a formar parte de una nueva economía que ya se está construyendo y desarrollando. Junto a la economía productiva, basada en la fabricación de bienes y servicios, y la especulativa, basada en las apuestas sobre si irán bien (subirán) o irán mal (bajarán) las empresas y entidades que los generan, se perfila ya una nueva economía cuyo bruto no es el trabajo o la apuesta, sino el dato. Una “economía del dato”, podríamos llamarla, o “economía del Big Data”.

 Todos los datos que aportamos al descargar aplicaciones o darnos de alta en servicios digitales, junto a las que generamos a través de su uso, son ahora el bruto para conocernos y predecir nuestro comportamiento. Las nuevas empresas explotadoras de esta nueva materia prima que es el “Big Data”, utilizarán estos datos para sugerirnos compras futuras. Este es el primer paso y el más evidente. Pero hay otros y no tan evidentes.

 Tras la derivada primera de orientar nuestras compras, se esconde toda una nueva filosofía que buscará fragmentarnos la realidad en función de los intereses de los nuevos monopolios del Big Data, ofreciéndonos tan sólo la información que complazca a sus intereses: los primeros resultados de los motores de búsqueda que utilicemos, las futuras compras, las sugerencias respecto al destino de nuestras próximas vacaciones…. Nos pondrán delante sólo las opciones que satisfagan sus intereses, y no necesariamente los nuestros. Con ello el control sobre nosotros aumentará: con una capacidad crítica dormida o ausente, con la demanda de inmediatez inquieta y ansiosa en la punta de los dedos, el usuario no querrá invertir tiempo en comparar, buscar o analizar opciones…y clicará en lo ofrecido, servido, cocinado a nuestro gusto según nuestros datos, pero que no representa la totalidad ni siquiera una parte sustancial de lo posible.

 Avanzará en paralelo con esta estrategia, el discurso que empezarán a desarrollar los monopolios del Big Data: la realidad se ha tornado compleja, con tantas variables por analizar y tan rápido el ritmo de cambio de las mismas, que la mente humana no es capaz de tomar una decisión informada que tenga en cuenta toda la disponible. Sólo la Inteligencia Artificial podrá asistirnos en el proceso de toma de decisiones informadas y con alta capacidad de éxito.

 El engaño en el mensaje está servido: la humanidad ha estado toda su historia hasta la fecha tomando decisiones basadas sólo en la capacidad de la mente humana, con alguna asistencia en los últimos tiempos, pero en todo caso sin tener toda la información disponible. Nunca hemos tenido a nuestro alcance toda la información disponible acerca de algo, y eso no nos ha impedido decidir. Y así hemos avanzado a lo largo de los miles de años de nuestra historia, decidiendo con falta de información.

 Este miedo que los monopolios del Big Data empezarán a difundir acerca de que la realidad se ha tornado tan compleja que sobrepasa nuestra capacidad humana para la decisión, alzará a la Inteligencia Artificial como la salvadora, y se pedirá nuestra sumisión frente a ella. Se pedirá que les cedamos el control, que decida ella.

 Delegar decisiones es cómodo y autocomplaciente: nos liberamos de la responsabilidad y de la posible culpabilidad en caso de que las decisiones tomadas no sean las acertadas. Al hombre auto complacido y narcisista, consumidor masivo de aplicaciones con escasa capacidad crítica al no estar fomentada en la sociedad, le irá bien el nuevo sistema. Perderemos nuestra madurez y volveremos en general a nuestra infancia, en la que todo está orientado a satisfacer nuestras necesidades inmediatas, en la que no hay mañana sino sólo hoy, y en la que otros deciden por nosotros.

 La Inteligencia Artificial, el Big Data, la conectividad, las aplicaciones, internet, sus programas y algoritmos…son valiosos, útiles, cumplen un papel importante. No es éste un artículo de crítica hacia ellos, sino hacia nosotros, hacia la posible pérdida de control sobre la tecnología que hemos desarrollado. Hacia nuestra tendencia a la autocomplacencia, inmediatez, comodidad, visión estrecha y hedonismo. El problema, como tantas veces en la historia de la humanidad, no será de la tecnología, sino del uso que hagamos de ella.

 No deberíamos en ningún momento olvidar que la tecnología es un complemento, una herramienta que debe estar bajo nuestro control, dirigida y orientada por nosotros, nunca a la inversa. Y que junto a ella, deben caminar las herramientas quizá más necesarias e indispensables: la capacidad crítica y de análisis, y la humanidad. 

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