
13 Cosas que la gente mentalmente fuerte no hace

Encuentra aquí algunas de las claves para superar lo que te detiene y vivir la vida que sueñas.
Os traigo hoy el resumen de un libro que me pareció muy interesante: de la autora Amy Morin, el libro que da título al Post, “13 Cosas que la gente mentalmente fuerte no hace”.
Como psicoterapeuta capacitada, Amy Morin está acostumbrada a ayudar a quienes tienen dificultades, pero en el año 2013, ella misma se encontraba en serias dificultades. Había perdido a su madre y a su esposo, y posteriormente, tras volver a casarse, se enteró de que a su nuevo suegro le habían diagnosticado cáncer. En palabras suyas, estaba pasando por su punto más bajo en la vida.
Cerca de su punto de ruptura, se sentó y escribió una carta para sí misma. En ella, listó 13 cosas que las personas mentalmente fuertes no hacen. Más tarde, la compartió en su blog. El artículo se volvió viral llegando a 50 millones de personas. Un año después, lo convirtió en un libro que fue un éxito de ventas y que se tradujo a 40 idiomas.
En los próximos 13 Tips, aprenderás en base a 13 ejemplos prácticos reales, 13 malos hábitos diferentes, y cómo éstos pueden reemplazarse por hábitos saludables y mejores.
También aprenderás:
- cómo asumir un riesgo calculado;
- que colaborar es mejor que competir; y
- por qué es mejor ganar que merecer.
¡Empecemos!
TIP: Sustituye la autocompasión por gratitud.
Un día, Amy Morin fue testigo de un accidente menor: dos coches en el aparcamiento de un supermercado retrocedieron y chocaron entre sí. Morin presenció cómo ambos conductores salían del coche, y observó algo: Aunque los dos conductores experimentaron el mismo accidente, sus reacciones no podrían haber sido más diferentes. Uno bajó de su vehículo y pareció casi aliviado: ¡Qué suerte tuvo de que nadie resultara gravemente herido! ¡Qué milagro que el incidente no hubiera provocado una lesión grave! El otro, sin embargo, se sintió bastante desafortunado: “Oh genial”, exclamó. “¡Exactamente lo que necesitaba! ¿Por qué esto me pasa siempre a mí?”
El segundo conductor es un ejemplo perfecto del primer comportamiento que las personas mentalmente fuertes no tienen: compadecerse a sí mismas. Ese conductor está de mal humor y obcecado en su desgracia. Las personas que se compadecen de sí mismas tienden a pensar que sus problemas son mucho peores. Se quejan de que la vida no es justa, y cuando les preguntas qué tal les va el día, te enunciarán una lista de todas las cosas que han salido mal hasta el momento.
Pero tan común como es, es también un problema. Porque sentir lástima por uno mismo resulta ser bastante autodestructivo. No solo estás perdiendo el tiempo, también estás entrenando a tu mente para enfocarte en los aspectos negativos, lo que te hará sentir más miserable, y esto a su vez hará que te concentres aún más en las desventajas, entrando en un bucle negativo que se retroalimenta. Mientras tanto, toda tu buena suerte y tus experiencias positivas pasan desapercibidas.
Entonces, sí, la autocompasión es destructiva. Pero, ¿cómo puedes parar? Pues resulta que el antídoto más efectivo es la gratitud. Si estás atrapado en una mentalidad de «siempre me pasan cosas malas», detente por un segundo; siéntate y escribe una lista de las cosas buenas que te han pasado.
TIP: Para fomentar una mentalidad de agradecimiento, lleva un “diario de gratitud”, escribiendo diariamente las cosas buenas que te han sucedido y las cosas por las que estás agradecido. Y coméntalas en tu día a día.
Para hacerlo más regular, también puedes llevar un diario de gratitud. Todo lo que tienes que hacer es escribir al menos una cosa por la que estás agradecido cada día. Además, ayuda el decirlo en voz alta: cuéntales a las personas que te rodean lo que la vida te ha regalado.
Con la práctica, acabarás encontrándote en la mentalidad del primer conductor: en lugar de quejarte de un accidente menor, te sentirás agradecido de que no haya sucedido nada peor. Lo que te acerca un paso más a convertirte en una persona mentalmente fuerte.
TIP: No Permitas que otras personas tengan poder sobre ti.
Conocemos ahora a Lauren, una cariñosa madre de dos hijos. Lauren casi llevaba una vida familiar perfecta, si no fuera por un pequeño asunto: su suegra. Lauren la encontraba autoritaria. No solo se presentaba en su casa sin avisar, sino que constantemente criticaba el estilo de educación de Lauren e incluso realizaba comentarios desagradables sobre su sobrepeso.
Lauren mantuvo siempre una sonrisa cortés por fuera, pero hervía en su interior. Y no era solo ya que su suegra ocupaba un tiempo precioso de su familia: Lauren también se encontraba pensando y quejándose de ella, varias horas durante la semana. Claramente, algo andaba mal.
Lo que nos lleva al segundo hábito que las personas mentalmente fuertes no poseen: no permiten que otras personas tengan poder sobre ellas.
Este era el núcleo del problema de Lauren: como tenía miedo de hablar, dejó que su suegra controlara cómo se sentía y se comportaba. Este mal hábito puede manifestarse en diferentes formas: siendo susceptible a las críticas de los demás; si permites que otras personas te hagan enojar; si otras personas pueden culparte para que hagas algo que no quieres hacer…es una señal de que les otorgas a los demás poder sobre ti.
Entonces, ¿cómo recuperas el control de tu vida? Veamos otra vez el caso de Lauren. Después de darse cuenta de cuánto tiempo y energía gastaba quejándose de su suegra, se sentó con su esposo. Decidieron establecer límites respetuosos, pero claros y saludables. Así que tuvieron una conversación con ella. En ella, informaron a su suegra de que, a partir de aquél momento, en lugar de pasar sin previo aviso por casa, la invitarían regularmente a cenar; y también le pidieron que dejara de criticar el estilo de educación de Lauren.
Al principio, a su suegra le resultó difícil adaptarse, pero lo logró. Y Lauren recuperó el control sobre el hogar de su familia y sobre su vida.
TIP: Sé flexible y acepta los cambios.
Ricardo estaba frustrado. Le acababan de diagnosticar diabetes y su médico le dijo que debía disminuir su sobrepeso. A Ricardo, ese cambio se le antojaba como una elevada montaña a escalar. Sin embargo, decidió realizar el esfuerzo por su salud: se comprometió a abstenerse de cualquier tipo de comida basura; incluso vació los estantes de la cocina de todas las galletas y bebidas azucaradas; y se apuntó al gimnasio. Todo esto parecía un buen plan sobre el papel. Sin embargo, en la vida real, pronto se encontró comiendo bocadillos frente al televisor en lugar de hacer ejercicio. A pesar de sus mejores intenciones, no perdió ni un kilo.
Seamos realistas: hacer un cambio es difícil. Pero si te falta la fuerza mental, es casi imposible. Esto tiene un alto precio: sin cambios, puedes sentir que estás estancado, mientras observas cómo otros avanzan.
TIP: Aborda los cambios dividiendo el objetivo en metas pequeñas y estableciendo un plan incremental.
Entonces, ¿cómo abordan el cambio las personas mentalmente fuertes? En primer lugar, evitan el mayor escollo: abrumarte con demasiados cambios a la vez. Esto es lo que pasó con Ricardo. Sus métodos eran demasiado radicales, demasiado poco realistas. Se preparó para el fracaso.
En su lugar, prueba estos dos consejos: Primero, divide tu objetivo en metas más pequeñas y alcanzables. Reemplaza el cambio radical con un cambio incremental. Esto es lo que Ricardo aprendió a hacer. En lugar de querer perder los 34 kilos que le había indicado el médico de una tanda, se enfocó en perder 2 Kg como primer paso.
Y, en segundo lugar, establece un plan. Esto significa que elaboras pasos de acción concretos que son fáciles de seguir. Por ejemplo, Ricardo inició un diario de alimentos para realizar un seguimiento de sus comidas y se preparaba las comidas en casa en lugar de salir a comer. Planteó tres visitas al gimnasio por semana, y para los días restantes, se comprometió a dar un pequeño paseo con su familia tras la cena.
Así que ahora sabemos cómo las personas mentalmente fuertes manejan el cambio: por un lado, evitan el aterrador cambio de todo o nada y, en su lugar, elaboran objetivos más pequeños y asequibles a más corto plazo; y, por otro lado, elaboran planes de acción con acciones concretas que pueden realizar a diario.
TIP: No pierdas tiempo y energía con las cosas que no puedes controlar.
James quería preparar una excursión para avistar ballenas con su hija. Pasar tiempo con su hija se había convertido en una ocasión rara y apreciada tras el divorcio con su esposa, Carmen, a quien se le otorgó la custodia principal, mientras que a James solo se le permitía ver a su hija los miércoles y los fines de semana. Para complicar aún más las cosas, los padres divorciados competían por el favor de su hija, tratando de ganársela con regalos y actividades divertidas.
James supo a través de su hija, que su madre le había llevado a un viaje para observar ballenas justo la semana anterior, supuestamente para arruinar el que él quería preparar. James se enfureció. En lugar de disfrutar del escaso tiempo de calidad con su hija, pasó toda esa tarde con ella enviando mensajes de texto enojados a su ex esposa. La tarde se arruinó.
¿Qué vemos aquí? James se molestó innecesariamente por algo que estaba fuera de su control. Pero como a la mayoría de las personas, a James le encanta tener el control sobre la situación. Esto incluye decirle a la gente qué hacer y qué no hacer. Pero esto solo empeoró la situación, arruinando el tiempo de calidad, ya escaso, con su hija.
Las personas mentalmente fuertes, por otro lado, desarrollan un sentido equilibrado del control. Saben distinguir lo que pueden y lo que no pueden controlar, y enfocan su tiempo y energía de manera más inteligente en aquello que sí está en sus manos realizar.
El primer paso es claro: debes reconocer que hay algunas cosas que no podrás cambiar. Por ejemplo, no podrás obligar a tu hijo a ser un estudiante excelente o no podrás obligar a las personas a tu alrededor a seguir tus consejos, del mismo modo en que no puedes controlar contraer ciertas enfermedades o qué clima hará mañana.
Una vez que hayas aceptado que algunas cosas están, simplemente, fuera de tu control, puedes concentrarte en lo que realmente está en tu esfera de influencia. Y luego sacar lo mejor de las circunstancias.
Lo que nos lleva de vuelta a James. Pronto se dio cuenta de que no podía cambiar a su ex esposa y de que tampoco tenía poder sobre cómo ella decidía pasar su tiempo con su hija. Lo que sí podía hacer es aprovechar al máximo su propio tiempo con su querida hija. Aprendió entonces a estar más presente y a disfrutar cada momento que tenía con su hija.
TIP: Querer complacer siempre a los demás no funciona, y estar dispuesto a desagradarles, a veces te hace más fuerte.
Esta vez, saludamos a Megan. Megan tenía un problema: se sentía constantemente estresada. Las tareas pendientes parecían llegar de todos lados: los miembros de la iglesia en la que ayudaba como voluntaria le pedían que preparara muffins para el servicio dominical, su hermana la necesitaba como niñera, y su prima siempre llegaba solicitándole algún favor de última hora. Pronto quedó claro que el estrés de Megan tenía una razón particular: le costaba decir que no. O, en otras palabras, ella prefería complacer a la gente.
Ser agradable es…bueno, agradable. Pero se convierte en un problema si eres demasiado amable por encima de tus propias necesidades. En primer lugar, es fácil aprovecharse de las personas que tienden a ser demasiado amables. Como éstas personan odian estar en desacuerdo, preferirán decir que sí antes que arriesgarse a un conflicto. No solo están constantemente preocupadas por lo que otras personas piensan de ellas, sino que también harán todo lo posible para cambiar su comportamiento y parecer más simpáticos, a menudo a expensas de sus propios deseos y necesidades.
No es difícil adivinar qué hay de nocivo en este tipo de comportamiento: Si siempre te enfocas en las necesidades de otras personas, no vas a satisfacer las tuyas propias. No solo de trata de un comportamiento que consume y resulta extremadamente estresante, sino que también puede dañar tus relaciones.
Eso es lo que pasó con Megan. Debido a que ella siempre decía que sí a las solicitudes a corto plazo de su prima, se frustró y se comportó de manera irritable con su propia familia. A veces incluso se perdía la cena o no podía acostar a sus hijos.
TIP: Decir que “no” a alguien no le va a destrozar y, cuando alguien te pida un favor, tómate un tiempo antes de aceptar: prepara unas frases de antemano en estos casos para poder darte un tiempo y considerar tu respuesta.
Entonces, si te ves reflejado en este caso, ¿qué puedes hacer? La autora del libro ofrece dos consejos:
El primero es que debes recordar una cosa: no es tu trabajo hacer felices a los demás todo el tiempo. No pasa nada si alguien se molesta si le dices “no”; no es el fin del mundo. Son adultos y ya aprendieron a lidiar con las emociones negativas tal como tuviste que hacer tú también.
El consejo número dos es bastante práctico: si alguien te pide un favor, tómate un tiempo antes de decir sí o no. Esto es lo opuesto de lo que le sucedía a Megan: cada vez que alguien le pedía algo, ella se sentía presionada y automáticamente decía que sí, aunque no quisiera. Así que elabora un guión, unas frases preparadas de antemano, algo con lo que puedas responder fácilmente en esas situaciones. Como por ejemplo: “Gracias por preguntar. Déjame revisar mi calendario y te responderé en cuanto lo haya consultado”. De esta manera, primero e importante, te creas el hábito de no decir “sí” de entrada. Y, segundo: ganas tiempo, para considerar la oferta y en caso de escoger un no, preparar cómo dirás exactamente tu negativa. Así es que esta palabra de dos letras, “No”, es una pequeña pero poderosa palabra, y hay que saber utilizarla también, porque en muchas situaciones es garante de tu tiempo y energía.
TIP: No tengas miedo a asumir riesgos, simplemente calcúlalos: realiza un análisis riesgo-beneficio y elabora un plan de mitigación de riesgo.
Cuando Dale le contó a su esposa un viejo sueño suyo, abrir su propia tienda de muebles, se encontró con una reacción que no esperaba: una expresión de rechazo: “¡Oh, qué soñador eres!”. Y en ese momento él estuvo casi de acuerdo…¿por qué, al fin y al cabo, iba a renunciar a su trabajo estable como profesor de secundaria, por un proyecto tan arriesgado como ese? Así que continuó con su trabajo de siempre…El único problema era que, cuanto más intentaba reprimir con fuerza su verdadera aspiración, más frustrado se sentía. Peor aún, se sentía derrotado y deprimido. Se encontró atrapado en un dilema. ¿Qué debía hacer?
Demos un vistazo más profundo a esto y veamos cómo las personas mentalmente fuertes manejan los riesgos. Al igual que Dale, la mayoría de las personas son naturalmente reacias a asumir riesgos, tienen miedo de tomar ciertas decisiones, a menudo imaginando los peores escenarios en su cabeza. Pero en lugar de cumplir sus deseos, terminan en el sofá reflexionando sobre lo que la vida podría haberles reservado si se hubieran atrevido a hacer X en lugar del actual Y.
¿Qué es exactamente lo que hacen de manera diferente las personas mentalmente fuertes? Aquí está la respuesta: asumen riesgos, pero lo hacen de forma calculada. Lo hacen en dos pasos.
Primero, realizan un análisis de riesgo y beneficio en el que no se enfocan sólo en el riesgo, sino también en los potenciales beneficios: obtienen una imagen completa y realista de los riesgos y beneficios involucrados. Se preguntan: ¿Qué es lo peor que puede pasar? Pero también ¿qué es lo mejor que puede pasar?
En segundo lugar, realizan una gestión o plan de mitigación de riesgos: encuentran una manera de ajustar adecuadamente los riesgos implicados.
Demasiadas personas abordan las decisiones de la vida con una actitud de todo o nada. “¡O me convierto en una famosa estrella de rock o seré un perdedor para siempre!”. Pero no conviene ser tan dramático. Existe un camino intermedio.
Y eso es exactamente lo que hizo Dale. Se dio cuenta de que no se trataba de una decisión “este o ese”. Puedes tener la seguridad de tu trabajo diurno y la emoción de administrar tu propio negocio al mismo tiempo. Todo lo que tenía que hacer era poner en marcha su tienda de muebles a tiempo parcial, trabajando por las tardes y durante los fines de semana. Y en lugar de comprar una tienda completa, podría vender sus muebles online. Si hubiera suficiente interés, entonces, podría abrir la tienda física más tarde. Su estado de ánimo mejoró inmediatamente. Después de todo, hizo lo que las personas mentalmente fuertes hacen de forma natural: tomó un riesgo calculado.
TIP: Acepta el pasado: no importa lo que hagas, no podrás cambiar lo que sucedió. Céntrate en el presente porque es ahí donde están las cosas que puedes cambiar.
La relación de Marta con su hija de 28 años fue más que difícil. Para Marta quedó claro que su hija estaba atrapada en un ciclo de comportamiento autodestructivo: cambiaba constantemente de novios, no conservaba su trabajo y volvía a vivir con ella. Pero en lugar de dar su opinión al respecto, incluso le permitía continuar son este comportamiento. ¿Por qué? Porque Marta se sentía culpable y avergonzada por no haber estado realmente ahí para su hija cuando era más joven, así que ahora quería compensarlo. En otras palabras, estaba tan atrapada en el pasado que no podía seguir adelante.
Si hay algo que podemos aprender de la historia de Marta, es esto: si quieres volverte más fuerte mentalmente, debes dejar de pensar en tu pasado. Este hábito se traduce de muchas maneras. Puede significar que estás reproduciendo ciertas escenas de tu pasado una y otra vez; o que te estás preguntando cómo habría resultado tu vida si hubieras aceptado ese trabajo o tomado aquélla decisión; o asumiendo que volver con tu ex pareja resolvería todos tus problemas. Sí, una cierta cantidad de reflexión retrospectiva es saludable, pero demasiada puede ser destructiva y llevarte al atasco.
¿Cómo te detienes entonces? Aquí está el truco: en lugar de insistir en tu pasado, debes aceptarlo y seguir adelante. Dite: “es lo que ha sido, no lo puedo cambiar, y todo aquello en lo que podemos actuar está en el presente”.
El primer paso aquí es la aceptación. Tienes que darte cuenta de que no importa lo que hagas, no podrás cambiar lo que sucedió. Esto también puede significar que perdones a alguien que te ha causado dolor.
Y segundo, seguir adelante. Cambia tus pensamientos hacia algo nuevo sobre lo que puedas actuar, y hazlo con intención. Cuando notes que tus pensamientos vuelven en espiral a eventos pasados, haz un esfuerzo para reemplazar esos pensamientos. Por ejemplo, comienza a hacer planes para tus próximas vacaciones. Aún mejor: idea nuevas metas para tu futuro. Cuanto más te acostumbres a pensar en el futuro, y actuar en el presente para conseguirlo, más difícil será para tu cerebro volver al pasado. Por lo tanto, deja de pensar en ello.
TIP: Existen tres niveles de fortaleza mental: pensamientos, comportamiento y emociones. Como están entrelazados, actuar en positivo sobre uno de ellos ayudar a mejorar los otros.
Hasta ahora, hemos estado hablando bastante sobre hábitos. Éstos se pueden adquirir y mostrarse de muchas formas y maneras. Por ejemplo, tomemos el caso justo anterior de Marta. En su caso, su hábito era revivir, o referenciarse continuamente al pasado, lo que hacía que sus pensamientos estuvieran atrapados siempre allí y no viera otras posibilidades: sólo contemplaba lo que le había sucedido en el pasado.
Este hábito era distinto al de Ricardo, a quien ya hemos conocido también, diagnosticado de diabetes y con problemas de sobrepeso, quien acababa comiendo bocadillos frente al televisor a pesar de que quería perder peso…En este caso el hábito es diferente: es recurrir a lo fácil, a lo cómodo, a lo de siempre.
¿Y recuerdas a James, quien se enfadó tanto porque su ex esposa llevó a su hija a un viaje de avistamiento de ballenas antes que él? Bueno, en su caso sus malos hábitos tenían que ver con poner sus emociones, su energía, en cosas que no podía controlar.
El punto común aquí es que, si deseas desarrollar tu fortaleza mental, debes ser consciente de estos tres niveles de fortaleza mental: pensamientos, comportamiento y emociones. Algunos malos hábitos comienzan en un nivel y tienden a extenderse luego a otros. Pero esto también actúa a tu favor: no hace falta abordar los tres niveles: si empiezas a mejorar uno de esos tres, afectará a los otros dos. Todos ellos están entrelazados.
TIP: Evita repetir los mismos errores.
Nos trasladamos ahora a un pequeño pueblo de Massachusetts a mediados del siglo XIX. Estamos con el empresario Rowland Macy, que acaba de abrir una tienda de productos, pero que acaba también de cometer un error fatal: la ubicación que ha elegido para el negocio es demasiado tranquila y, como resultado, está teniendo problemas para atraer clientes.
Para despertar el interés en su incipiente negocio, Macy ha organizado un gran desfile por la ciudad que terminará frente a su tienda.
Desafortunadamente, el día del desfile hace tanto calor que no aparece nadie. El Señor Macy ha acabado endeudándose tanto que ha tenido que abandonar el negocio.
Pero Macy aprendió de esta experiencia y prometió no volver a cometer el mismo error. La próxima vez que abrió una tienda “Macy Dry Goods”, eligió una ubicación privilegiada: el centro de Nueva York. Fue un gran éxito. El resto es historia: “Macy’s” se ha convertido en una de las cadenas de tiendas más grandes del mundo y aún realiza un desfile todos los años con grandes muñecos hinchables durante la temporada de otoño…evocando aquél primer desfile fallido.
Lo que hizo aquí Rowland Macy es otra característica de las personas mentalmente fuertes: estudian y aprenden de sus errores para no repetirlos en el futuro.
Para aprender de tus errores la próxima vez que algo salga mal, puedes tomarte un tiempo para plantearte las siguientes preguntas: ¿Qué hice mal? ¿Qué podría haber hecho mejor? ¿Y qué puedo hacer diferente la próxima vez?
TIP: Elabora una lista de errores cometidos en el pasado; y póntelo difícil para sucumbir y cometer otro error.
Por supuesto, saber lo que necesitas hacer de manera diferente, y realmente hacerlo, no es lo mismo. Por eso, si quieres poner fin a los malos hábitos de una vez por todas, debes practicar la autodisciplina. Podemos proponerte tres métodos simples para convertirte en una persona más disciplinada.
Primero, mantén tu focalización en tu meta. Al imaginar lo bien que te sentirás una vez que lo hayas alcanzado – por ejemplo, estar ya en la situación de tener tu libro acabado y empezar a hablar de su promoción con tu representante…- será más fácil sentarte a escribir por las noches cuando tengas ganas de dejarte caer en el sofá frente a la TV…
En segundo lugar, elabora una lista de los errores que hayas cometido en el pasado y que no quieras repetir. Lleva esta lista contigo en todo momento, y cuando sientas que estás a punto de repetir un error, sácala y léela.
Y tercero, haz que sea más difícil cometer errores. Digamos que tu objetivo es ahorrar dinero para el viaje de tus sueños, pero siempre terminas gastando demasiado cuando sales con tus amigos. Cuando salgas de casa, hazlo con una pequeña cantidad de dinero en efectivo y deja tu tarjeta de crédito en casa. De esa manera, es menos probable que te vayas de compras, por ejemplo, o que gastes demasiado en la cena con tus amigos.
TIP: Si tienes claro lo que quieres, es más fácil evitar la envidia por lo que han conseguido los demás.
¿Alguna vez te has puesto de mal humor mientras navegas por las redes sociales, consultando el Instagram de algún amigo o de algún famoso que expone sólo lo mejor – y a menudo extra maquillado, tergiversado – de su vida allí?…
Pues lo siguiente es para ti: En 2013, un grupo de investigadores publicó un estudio bajo el revelador título “Envidia en Facebook: una amenaza oculta para la satisfacción con la vida de los usuarios”.
¿Cuál es la conclusión de este informe? Pues resulta ser muy directa: que las personas pueden desanimarse mucho al ver los éxitos y la felicidad de otras personas.
Si eso te suena familiar, este sentimiento se llama resentimiento y, sí, lo adivinaste: es algo en lo que las personas mentalmente fuertes no caen.
Si sientes que otras personas tienen más éxito que tú, es probable que sientas envidia por su buena fortuna. En el exterior, puedes mantener una sonrisa cortés, pero cuando tu vecino te muestra su nuevo Tesla, es posible que lo desprecies en secreto. Estabas a punto de disfrutar de esa fiesta en el jardín, pero ahora tu estado de ánimo está arruinado…
A menudo los resentimientos que sufrimos son un signo de nuestras propias inseguridades. Y es particularmente fácil experimentar envidia o resentimiento ante los logros de otras personas cuando realmente tú no sabes lo que quieres. Y esto es vital. Supongamos que tienes un amigo que viaja por todo el mundo en importantes viajes de negocios, y que tu primer pensamiento ante su vida es: «Ojalá pudiera tener ese estilo de vida». ¿Pero tú? ¿No deseabas tener más tiempo en familia? Entonces, ¿qué es lo que quieres, una vida de jetset o más tiempo con tu familia?
Debes tener claro cuáles son tus objetivos – qué es lo que quieres – y eso te ayudará a saber qué significa el éxito para ti, en lugar de dejarte deslumbrar por cualquier cosa que brille. Podrás entonces decir: “sí, es bonito y deslumbrante, pero no es lo que yo quiero”. Si tu objetivo de Año Nuevo es ir en bicicleta al trabajo con más frecuencia, te resultará fácil no sentirte deslumbrado y envidioso ante el Tesla nuevo de tu vecino: en primer lugar, ni siquiera quieres un coche. Caso cerrado.
TIP: Colabora o pide ayuda a aquéllos que han tenido éxito en aquéllo en lo que tu deseas tener éxito también.
Otra forma de deshacerse de las emociones de resentimiento y envidia es un cambio de actitud. La vida no es una carrera de ratas en la que tienes que superar continuamente a todos los que te rodean. En lugar de competir, piensa más en colaborar. Sí, es posible que sientas secretamente envidia por el éxito económico de tu hermano, pero ¿por qué no pedirle algunos consejos y aprender de él? Es difícil estar resentido con alguien que te está ayudando.
TIP: No te des por vencido fácilmente, persevera y sé autocompasivo con el fracaso.
Hoy, Thomas Edison es mundialmente famoso por inventar la bombilla. Pero, ¿sabías que también inventó artilugios como el bolígrafo eléctrico o la llamada “máquina fantasma”?…
Si nunca has oído hablar de estos ingenios, no te preocupes: es así porque ambos fueron un completo fracaso. Y estaban lejos de ser los únicos fracasos de Edison, al menos, “fracasos” bajo el punto de vista habitual, ya que el propio Edison no consideró que estos intentos fueran un fracaso. Los veía, en cambio, como oportunidades de aprendizaje, posibilidades de experimentar para encontrar lo que no funcionaba, para así descartarlo, y estar más cerca entonces de encontrar lo que sí iba a funcionar. Así es que cada vez que fallaba, Edison se consideraba un paso más cerca del éxito.
Pero, sí, esta, lamentablemente, no es la perspectiva común sobre el fracaso. Si abandonas la universidad o pierdes un cliente importante, tu reacción no es «Finalmente, otra oportunidad de aprendizaje». A menudo, los fallos provocan una sensación de vergüenza, algo que queremos evitar a toda costa. Como consecuencia, algunas personas dejarán de intentarlo por completo, acostumbrándose a darse por vencidos a la menor señal de dificultad, para evitar esa vergüenza.
Obviamente, rendirse no es una opción si quieres desarrollar tu fuerza mental. ¿Cómo afrontas los errores entonces? He aquí dos consejos.
Primero, deshazte de las creencias poco saludables acerca del éxito y del fracaso. Ante el fallo, es fácil inventar excusas como que no posees el talento suficiente. Bueno, no es cierto: la ciencia dice que la práctica regular acaba triunfando sobre el talento natural. Si dedicas suficientes horas, lo más probable es que superes a cualquiera que no lo haga. Lo mismo ocurre con el coeficiente intelectual. El coeficiente intelectual es un mal predictor de éxito. Sí, ser inteligente puede darte una ventaja inicial, pero se ha demostrado que la perseverancia es mucho más importante cuando se trata de logros a largo plazo.
En segundo lugar, la autocompasión sana, puede ser clave cuando tienes que afrontar tiempos difíciles. La mayoría de las veces tú eres tu crítico más duro. Pero ser demasiado duro contigo mismo puede acabar en resignación, haciéndote creer falsamente que no eres lo suficientemente bueno. En lugar de eso, trata de ser tan compasivo contigo mismo como lo serías con un amigo o con un familiar. Nadie es perfecto, incluido tú. Sé amable con tus propias debilidades. Eso te ayudará a desarrollar una visión realista de tus debilidades y tus fortalezas, para disminuir las primeras y potenciar las segundas.
TIP: Programa una cita para ti: Aprende a sentirte cómodo estando solo y a estar más presente aquí y ahora.
Vamos a conocer a Vanessa, quien tiene un problema muy particular. A pesar de estar exhausta por los ajetreados días de trabajo, le cuesta conciliar el sueño. Se siente como si no pudiera apagar su mente, sus pensamientos corren hora tras hora, reflexionando sobre las situaciones del día o preocupándose por las acciones del día siguiente…Durante el día, trabaja como una exitosa agente inmobiliaria, siempre en movimiento, siempre “activa”. Morin, la autora del libro, le preguntó con qué frecuencia se sentaba sola, sin hacer nada y dando algo de espacio a sus pensamientos, a lo que ella respondió: «Nunca, ¿por qué debería hacerlo?»
Estar solo y relajarse no es algo que ocupe un lugar destacado en la lista de prioridades de la mayoría de las personas. Algunos lo encuentran improductivo, otros directamente aterrador: se sienten incómodos con el silencio y la soledad; llenan su calendario con eventos sociales, y cuando están solos, están pendientes de su móvil o dejan que la televisión llene sus casas con ruido de fondo.
Pero como saben las personas mentalmente fuertes, se están perdiendo algo. Por supuesto, demasiado tiempo a solas puede ser perjudicial, especialmente si se traduce en un sentimiento de soledad, que no es lo mismo que saber estar solo. Pero los estudios muestran que las habilidades solitarias se correlacionan con un mayor bienestar mental, satisfacción con la vida y un mejor manejo del estrés. Y también, estar solo ayuda a recargar las pilas.
Entonces, ¿cómo te sientes más cómodo contigo mismo y con tus pensamientos?
Es fácil considerar que el tiempo a solas no es importante y es desechable. Para realmente reservarte tiempo para pasarlo contigo mismo, hazlo como lo haces con los demás: programa una cita para ti. Anótalo en tu calendario y di a familiares y amigos que no podrás verlos durante ese tiempo.
Una vez que te hayas reservado tiempo para ti en la agenda, encuentra algo que te guste hacer solo. Sin embargo, ten en cuenta: la televisión, las redes sociales y buscar videos de gatos en YouTube no cuentan aquí…En su lugar, dale a tus pensamientos y deseos de autorreflexión el espacio que se merecen. Algunas personas utilizan la meditación para calmar la mente y encontrar una sensación de paz. Puede que esto te sirva a ti también.
Y por cierto, eso es lo que también hizo Vanessa. Se acostumbró a reservar algo de tiempo para ella y la meditación por la noche, justo antes de irse a dormir: sus pensamientos acelerados se ralentizaron considerablemente. Y antes de darse cuenta, estaba acostada en la cama, durmiendo como un bebé.
TIP: Muchas personas poseen una mentalidad de obtener las cosas por derecho, pero las personas fuertes son humildes; se concentran en esforzarse para conseguir las cosas; y en dar, en lugar de en adquirir.
Lucas no era de ninguna manera popular entre sus compañeros de trabajo. A pesar de que acababa de salir de la universidad y estaba empezando su periplo profesional, se comportaba como un sabelotodo. Constantemente decía a sus compañeros de trabajo, incluso a los más experimentados, cómo lo haría él. Se consideraba a sí mismo un empleado extremadamente valioso que merecía un ascenso. Pero en lugar de ascenderlo, la reunión de revisión con el jefe de Lucas transcurrió por otros derroteros: su jefe le pidió que bajara el tono ya que sus compañeros de trabajo estaban molestos por su comportamiento algo mandón. Sentían que Lucas estaba actuando un poco, bueno…como si se sintiera con derecho a todo.
Todos tenemos un poco de Lucas dentro de nosotros. Hasta cierto punto, todos nos inclinamos a creer que el mundo nos debe algo.
Aquí está el problema: cuanto más creas que te mereces algo, probablemente más lejos estarás de conseguirlo. Si crees que el mundo te debe algo, simplemente lo exigirás en lugar de esforzarte por conseguirlo. Además de eso, las expectativas poco realistas sobre lo que debes obtener, resultan desincentivar además las relaciones con las personas que te rodean: Si sentimos que alguien mayormente toma y nunca da, bueno, eso hace que a la larga, acabemos evitando a esa persona ¿verdad?…
Entonces, ¿cómo superas ese sentimiento de “tener algo por derecho”? Lo más importante, tienes primero que ser consciente de ello. Sentir que el mundo está en deuda contigo no significa que estés caminando por la vida como un rey: la mayoría de nosotros mostramos formas más sutiles de plasmar ese sentimiento de “derecho”. Está principalmente escondido en tus patrones de pensamiento. Si crees que hay algo excepcional en ti, si crees que una ley no se aplica a ti porque es estúpida o si simplemente piensas: «La vida no es justa, merezco algo mejor que esto», entonces estos son signos de ese sentimiento de derecho.
Prueba en cambio con un poco de humildad. Para empezar, reconozcamos que tú también tienes debilidades. Sí, lo sé, difícil de entender, pero de verdad: no eres perfecto. Como todo el resto de los mortales, cada uno de nosotros posee sus propias deficiencias e inseguridades. Y por cierto, eso está perfectamente bien.
Podemos, además, recibir comentarios críticos con un poco más de humildad: Como no somos perfectos, existe la posibilidad de que la otra persona pueda tener razón, vamos a considerarlo. Puede que no estemos del todo de acuerdo, pero descartar a esta persona como estúpida tampoco ayuda.
Después de todo, eso es lo que Lucas logró hacer también. Se dio cuenta de la clase de impresión desfavorable que daba a sus compañeros de trabajo, y se comprometió a cambiar. Dejó de asumir que lo sabía todo, o que como mínimo sabía más que otra persona, y se abrió a aprender más de quienes lo rodeaban. Y quién sabe, con esta actitud podría ganarse ese ascenso que tanto deseaba después de todo.
TIP: Reconoce que los logros llevan su tiempo y que el progreso no siempre es evidente de inmediato. Date premios por cada pequeño paso conseguido para poder mantener el ritmo y la ilusión.
Si existe una debilidad que pudiera tener Marcy, esta era su notoria impaciencia. Cuando sus hijos o compañeros de trabajo no seguían su ritmo, llegaba incluso a enfadarse o a indignarse. Había leído decenas de libros de autoayuda, pero se decepcionó cuando no cambiaron su vida mágicamente de la noche a la mañana. Abandonó la terapia justo después de algunas sesiones porque no vio los resultados inmediatos que anhelaba. Lo que buscaba desesperadamente era un atajo, una píldora mágica que eliminara su insatisfacción con la vida.
Desafortunadamente, como saben las personas mentalmente fuertes, esta píldora no existe.
En un mundo de entrega en 24 horas, todo a un click y comida rápida, la mayoría de las personas están acostumbradas a obtener lo que quieren lo más rápidamente posible. Pero si la gratificación instantánea se convierte en una expectativa general, tendrás varios problemas en tu vida.
La dura verdad es que el cambio es difícil y el progreso no siempre es evidente de inmediato. La pregunta es cómo manejas esto. Si eres como Marcy, es posible que te desanimes con facilidad y abandones tus esfuerzos prematuramente. Esto significa que nunca obtendrás esos beneficios que solo llegan con un compromiso a largo plazo. Algunas cosas, como la educación, un paso importante en la carrera o desarrollar una habilidad, solo se obtienen tras años de perseverancia y trabajo continuo e infructuoso al instante.
El primer paso para aceptar el largo plazo es crear expectativas realistas. Si esperas un éxito rápido e indoloro, te estás preparando para la decepción y la frustración. Ten cuidado, además, con los plazos fijos e inquebrantables que te impones para conseguir tus objetivos: Si bien es bueno tener una idea aproximada de cuándo te gustaría terminar, convertirlo en una situación de “todo o nada” puede resultar contraproducente.
Y luego, practica la perseverancia. Trata de abstenerte de la gratificación instantánea con más frecuencia: di “no” a la cookie o a las compras impulsivas online. Pero no importa cuán autodisciplinado seas, también necesitarás algunos momentos de logro ¡Así que trata de crearlos tú mismo! Divide tu gran meta en objetivos más pequeños a corto plazo y, una vez que los haya alcanzado, ¡celébralos! Sal a cenar, date un capricho…Esto te da una inercia de ir logrando hito tras hito, lo cual te impulsa durante el viaje general.
Resumiendo, esos 13 puntos fundamentales para ser una persona mentalmente fuerte son:
- Abstenerte de sentir lástima por ti mismo.
- Nunca entregues el poder sobre ti a otros.
- Acepta el cambio.
- Evita preocuparte por cosas que no puedes controlar.
- Deja de preocuparte por complacer a todos y aprende a decir “no”.
- Nunca tengas miedo de asumir riesgos: sólo tienes que saber elegirlos y planificar para disminuir su impacto.
- Resiste la tentación de pensar en el pasado.
- Asegúrate de no cometer el mismo error dos veces.
- Nunca te resientas por el éxito de otras personas. Focalízate en lo que tú consideras tu éxito.
- Continúa y nunca te des por vencido después de un fracaso inicial.
- Aprende a estar solo y a estar más presente.
- Combate los “sentimientos de derecho”.
- No esperes resultados inmediatos: trabaja de forma continúa celebrando pequeños logros parciales, y se paciente.
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¡Gracias Noelia! Ese es el objetivo de estos Tips: dosis concentradas de trucos para ir por la vida procurando ser y mostrar la mejor versión de nosotros mismos. Con solo escoger los Tips que más te puedan ayudar en cada caso, e ir practicando uno por semana, si hacemos eso todas las semanas, vamos a mejorar esos aspectos que deseemos. Muchas gracias por tu comentario.